Con cuánto deseo y anhelo deseamos abandonar la rutina que seguimos durante meses y romper con ésta, es algo que pensamos constantemente. Pero cuándo logramos romper con esto, nos vemos envueltos en crear una nueva rutina, un nuevo modo de vida y nos envolvemos en un caos emocional, un descontrol.
Desconectamos las alarmas, apagamos nuestros sentidos y aletargamos nuestro presente hasta volver a dar con otro camino.
Podemos comenzar con nuevas rutinas pero lo triste es: la forma en que somos esclavos de la costumbre, esclavizamos nuestro espíritu, anclamos nuestra vida a manías y fijaciones que nos mantienen vivos, pero vivir con tiempo libre puede ser catastrófico porque la sociedad no nos enseño a vivir con tiempo muerto como lo pregonaron los situacionistas, a romper con el esquema del trabajo.
Pero el tiempo libre puede ser un arma para el arte, para la contemplación, para disfrutar lo que la rutina no te permite y aprovechamos el tiempo muerto, contemplando y disfrutando. Sabiendo que rompemos un esquema, que podemos alterar las emociones, que podemos dejar de quejarnos por la falta de las cosas, por la mala política, por la mala economía y gozar como si viviéramos dentro de una bacanal, porque estamos condenados a volver inconscientemente a la rutina.
Desconectamos las alarmas, apagamos nuestros sentidos y aletargamos nuestro presente hasta volver a dar con otro camino.
Podemos comenzar con nuevas rutinas pero lo triste es: la forma en que somos esclavos de la costumbre, esclavizamos nuestro espíritu, anclamos nuestra vida a manías y fijaciones que nos mantienen vivos, pero vivir con tiempo libre puede ser catastrófico porque la sociedad no nos enseño a vivir con tiempo muerto como lo pregonaron los situacionistas, a romper con el esquema del trabajo.
Pero el tiempo libre puede ser un arma para el arte, para la contemplación, para disfrutar lo que la rutina no te permite y aprovechamos el tiempo muerto, contemplando y disfrutando. Sabiendo que rompemos un esquema, que podemos alterar las emociones, que podemos dejar de quejarnos por la falta de las cosas, por la mala política, por la mala economía y gozar como si viviéramos dentro de una bacanal, porque estamos condenados a volver inconscientemente a la rutina.